Según relata el Daily Mail Magazine, Al. Zehimer, exinspector de Hacienda retirado y boina verde en excedencia de cupo, afectado por demencia senil trasitoria, salió una tarde de mayo de 2008 a hacer unas compras. En esos momentos conducía un Mitsubishi rojo que aparcó en un centro comercial. Después de recorrer algunas tiendas, entre ellas una farmacia donde adquirió cantidades ingrentes de reconstituyente de la memoria, volvió a buscar su coche pero, para su sorpresa, ya no estaba.
Por más que recorrió la zona donde estaba comprando no lograba recordar dónde había dejado estacionado el vehículo. Desesperado decidió volver a casa para solicitar la ayuda de sus hijos. Pero ni siquiera estos lograron encontrarlo. Dieron tantas vueltas sin éxito que sacaron la conclusión de que el coche se lo habían robado.
La pasada Navidad saltó la sorpresa: en uno de los paseos que los trabajadores del aparcamiento de St. Albanitos se dan por las plantas, se dieron cuenta de que uno de los coches había acumulado más polvo que el taparrabos del Tarzán, así que decidieron avisar a la policía quien no tuvo que buscar mucho para dar con el dueño. Al. Zehimer acudió rápidamente a buscarlo y allí estaba, en el mismo sitio donde lo dejó tres años antes, con todas sus pertenencias dentro, incluida una tarjeta de crédito, un cartón bel bingo premiado y un dvd del videoclub a medio usar.
Por si las emociones habián sido pocas para el bueno de Al, lo cierto es que recibió otra: A diez euros por día, Al. tenía una deuda acumulada en todos estos meses de 17.000 euros. Menos mal que la National Car Parks, dueña del aparcamiento, ha decidido hacer la vista gorda y no aguarle la sorprensa al anciano.
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