STONE

Atraídos por un elenco de “buenos” actores tales como Robert De Niro, Edward Norton y Milla Jovovich hace unos días nos introdujimos en la sala de proyección de un multicine de la Capital para ver STONE. Ahí comenzó nuestra pesadilla de hora y media que, acabó casi como empezó, dejándonos perplejos y preguntándonos ¿Dónde nos devolverían el dinero?

Para los que no la hayan visto STONE es una de esas películas en las que no existe trama, simplemente no cuenta nada. Quizá, se intentase reflejar la duda existencial que se le plantea a un veterano funcionario encargado de realizar informes internos a favor o en contra de la libertad condicional de los presos.  Quizá, tal y como dice en la cartelera, "Un pirómano convicto intenta manipular a un oficial para garantizar su libertad condicional, utilizando a su hermosa esposa como carnada." Pero lo cierto es que, si esa era la trama de la película, o yo me quedé sobado a la mitad o me introduje en la sala equivocada.

Pocas veces a lo largo de todos estos años, al finalizar la proyección de una película, había apreciado un silencio tan sepulcral como el que viví hace unos días. El sufrido público asistente, tardó unos segundos en reaccionar al ver la pantalla en negro del final. Era esa misma sensación que uno experimenta cuando el equipo contrario marca en el último minuto y gana el partido. Pasados unos segundos, y tras el shock emocional, sólo se es capaz de resoplar y balbucear: ¡Dios Mío, vaya moco!!!!! 

A la vista de todo ello, si teneis algún enemigo acérrimo, si teneis alguien a quien odiais y le deseais lo peor, no olvidéis recomenarle esta cinta, ya que es mejor acudir a la consulta del proctólogo cuando se le haya acabado la anestesia o leer la guía telefónica de Cuenca que visionarla. En cualquiera de estas dos opciones sufrireis menos y os entrentendreis más.

Por todo ello, y de ahora en aldelante, STONE formará parte la categoría "MIS TERRORES FAVORITOS".