¿QUIÉN ES ESTE DIABLO?

miércoles, junio 07, 2006

"TINTERANIC"

Tras ganar su pasaje de tercera a una pareja de ciegos analfabetos en una reñida partida al “veo veo”, por fin lo había conseguido. Jack “El Caprino”, conocido así por la enorme cornamenta que adornaba su protuberante frente, se encontraba a bordo del “Tinteranic”, el mayor trasatlántico de lujo jamás conocido, zarpando del país de los hijos de la Gran Bretaña rumbo al nuevo mundo.

Mientras recorría la suntuosa cubierta “El Caprino” quedó atónito al contemplar en la proa de aquel bergantín a una hermosa bebedora de té verde de la más alta alcurnia quien, con los brazos en cruz, realizaba sus ejercicios matutinos de estiramientos de meñiques. La muchacha en cuestión, quien respondía al nombre de Rose mantenía, en perfecto equilibrio sobre su testa, una tetera de porcelana inglesa con el fin de que el ardiente líquido elemento que ella contenía se refrescase al contacto con la suave brisa marina.

Al contemplar aquella angelical visión, los ojos de Jack no pudieron más de saborear la blanquecina textura, las endiabladas redondeces y la curvilínea figura de aquel objeto pecaminoso. Por un instante el mundo se detuvo ante sus enormes pies planos, momento que aprovechó el torpón Cupido para asestar una caprichosa flecha en una las velludas nalgas de Jack. La semilla del amor brotó ipso facto en lo más profundo de su ser. Jack estaba locamente enamorado.

Tras la fiesta de bienvenida que el capitán pirata Estuvin dio esa noche, los amantes huyeron de la ingente compañía allí reunida hasta la intimidad de la más profunda de las bodegas del barco y, en el interior del maletero de un precioso “127” color turquesa, consumaron su amor, logrando “El Caprino” saciar su lujuriosa sed.

Pero el destino les tenía previsto una truculenta sorpresa, ya que esa oscura noche, mientras el navío surcaba las gélidas aguas del Atlántico, su casco colisionó con una congelada escupidera a medio llenar que algún desaprensivo esquimal había arrojado a los dominios de Neptuno. El boquete abierto por el objeto en la sólida estructura de cuan majestuosa embarcación hizo que ésta irreversiblemente zozobrase.

Como dijo un sabio cancionero cubano: ¡“Aquí no hay balsa pa’ tanta gente”!, así que en pocos minutos todas las lanchas de salvamento se arrojaron por la borda, dejando atrás, en la cubierta del otrora incólume buque a la pareja de enamorados.

Tras un registro exhaustivo a los 425 lavabos de caballeros del “Tinteranic” Jack consiguió incautarse de 2 toneladas y media de rollos de papel higiénico de doble capa, optando por poner en práctica aquello que había aprendido en el penúltimo capítulo de “Bricomanía para torpes”. Y así con la colaboración de Paciencia, una experta contramaestre de pelo en pecho que había surcado los siete mares del Sur y con la inestimable ayuda de sus simias extremidades inferiores, en poco menos de tres horas y cuarto concluyó la fabricación de un coqueto barco de papel de 25 metros de eslora y 17 cañones por banda el cual, en honor de su amada, bautizó con el nombre de “Té verde”. Y en el barco de papel que flotaba solitario en la inmensidad del océano consiguieron los amantes dejar atrás aquella pesadilla, rumbo al nuevo mundo.


Y que fue de:…

TÉ VERDE: Tras surcar el Atlántico 18 veces, fue retirado del servicio en activo, pasando a formar parte del “Museo Aeronáutico de Nueva Jersey del Sur”. El último número de la revista oficial del C.I.P.A.Y.O.M. (Club Internacional de Papiroflexia para Adultos Y Otros Menesteres) le dedicó un prolijo artículo, al cual nos remitimos.

ROSE: Antes de perecer ahogada en el hundimiento del “Tinteranic”, contrajo matrimonio canónico, apostólico y romano con la contramaestre Paciencia. Problemas de flotación ajenos a su voluntad impidieron que llegaran a tener descendencia.

JACK: Tras salvar sus pellejos en el hundimiento del “Tinteranic”, tal y como hemos relatado brevemente, se asentó en Nueva Gales del Sur. Allí, durante décadas y hasta el final de sus días, disfrutó del maravilloso néctar de los dioses que era para él su té verde. Siempre, eso sí, en compañía de su amada... ...la tetera de porcelana inglesa.

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