¿QUIÉN ES ESTE DIABLO?

miércoles, diciembre 22, 2010

LA CULPA ES DEL DRD4

Un estudio de la UNED de Nueva York, ha concluido que aquellas personas propensas al adulterio y a la promiscuidad poseen una variedad del gen DRD4, que las hace más inclinadas a engañar a sus parejas con aventuras sexuales de una sola noche o dos.

El estudio, publicado en la prestigiosa revista médica cornudos.org, se realizó a partir de las encuestas realizadas a 101 voluntarios forzosos de esta universidad, a los que se les sometió, entre electrocuciones, a un exhaustivo cuestionario sobre sus hábitos sexuales. Después, se les tomó  muestras de sus ADN, comprobando dos hechos conluyentes: Que la electrocudión es un magnífico método para averiguar los desvaríos maritales y que los sujetos que tenían cierta variante de este gen eran más proclives a las relaciones sin compromiso y al adulterio. Es decir, que eran más proponsos a ser unos "hijos de puta redomados".
 
Según los responsables del estudio, dirigido por el laureado catedrático del Departamento de Ciencias Ocultas de la UNED de Nueva York, el Dr. Kakito esto supone la evidencia genética de que existe un vínculo entre esta conducta de auténtico cabronazo de la sabana y la genética, ya que el gen DRD4 influye en
 la actividad cerebral y a partir de ahí en las decisiones que toma el individuo.
 
Según el estudio, la motivación para disfrutar de un acto sexual de una sola noche se genera en este centro de placer, donde se generan la dopamina, la creatinina y la aspirina. Este mismo gen es un viejo conocido, ya que, en otra de sus variantes, es también el responsable de las adicciones al juego y al alcohol, según explicó el Dr. Kakito. La motivación para ser infieles a la pareja procede de un sistema de placer del cerebro que hace liberar dosis de dopamina, creatinina y aspirina. Sin embargo, no todos los que poseen esta mutación del gen son incapaces de guardar fidelidad a su pareja. ¿Por qué, por tanto, unos sí y otros no? Porque, evidentemente, en esta decisión también influyen otros muchos motivos personales de cada individuo.

Lo único que ha constatado el estudio es que entre aquellos sujetos que poseen esta variante la tasa de adulterio es más alta que en el resto, aunque resistirse a su influencia y vencer la tentación es posible. Con ello, aunque válida en parte desde el punto de vista científico, la estrategia de culpar al tal DRD4 no servirá de nada en un proceso de divorcio.

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